Un juzgado ha pedido al centro de reforma un control de las llamadas y que se limiten a familiares para «alejarla» de esos contactos
Cuando la localizaron deambulando por una calle del centro de Málaga, vestía manga larga, pañuelo y estaba haciendo el Ramadán. En un mes, el tiempo que ha transcurrido desde la última fuga de esta joven avilesina de 16 años y en ese tiempo había adoptado la vestimenta y la religión islámica. La adolescente ha ingresado en un centro de menores por «grave riesgo» de radicalización, según se desprende del auto por el que se ordena su internamiento. El juzgado, que acordó la medida solicitada por el Ministerio Público de ingresarla en un centro de reforma con carácter semiabierto, pidió expresamente que, durante su estancia, se le realice un control de tóxicos y de todas las comunicaciones de la menor. La autoridad judicial ha ordenado que las llamadas se limiten tan sólo a sus familiares para «alejarla de contactos islámicos» de su vida reciente, ya que «no consta vinculación anterior a esta religión», según relataron las fuentes consultadas.Sus padres, que tiene otros cuatro hijos, estaban intentando localizarla desde el pasado mes de marzo, cuando se escapó del centro de menores de Oviedo en el que había ingresado a petición de su madre debido a su mal comportamiento y a que se había fugado varias veces de su domicilio. La mujer denunció a la Policía su desaparición y comenzó la búsqueda.
La familia no volvió a tener noticias de ella hasta finales de mayo, cuando la joven llamó a su abuela. «Estaba llorando. Decía que quería volver a casa, pero había alguien escuchando, y la llamada se cortó», explica su madre, que fue la que cogió el teléfono y habló unos segundos con ella. Acto seguido, avisó a la Policía para que localizaran la llamada. El número correspondía a un restaurante de Mijas.
El 4 de junio, se presentó en la Jefatura de la Policía Local de Torremolinos para pedir ayuda. Apareció con un velo, según su progenitora. Esa misma tarde, sobre las 18 horas, ingresó en el centro Virgen de la Esperanza de la localidad. Sólo permaneció allí unas horas. A la mañana siguiente, ya se había esfumado. El centro dio cuenta al juzgado y se dictó una requisitoria para localizarla. A partir de ese momento, su madre, ayudada por la asociación SOS Desaparecidos, inició una campaña en redes sociales para tratar de localizarla. La imagen que se difundió de ella fue vista por un empleado de un hotel del centro de la capital, que telefoneó a la Policía Local de Málaga para informar de que la chica de la foto había ido un par de veces a pedirles agua y utilizar el aseo. Los agentes le pidieron que llamara inmediatamente si volvía a verla.
Localizada
El teléfono sonó a las 23.45 horas del sábado. La menor estaba en las
inmediaciones. Una patrulla se desplazó al lugar y la localizó justo a
la espalda del hotel, en la salida de emergencias. Cuando los policías
locales trataron de identificarla, la chica reaccionó con agresividad y
presuntamente insultó a una agente e incluso llegó a abalanzarse sobre
ella, según las fuentes consultadas. Fue arrestada por un supuesto
atentado a la autoridad y trasladada a comisaría. La detención fue la que la condujo al juzgado. Allí, tras interrogarla –se declaró musulmana–, la Fiscalía solicitó su internamiento en un centro de menores, esta vez de reforma, con carácter semiabierto y durante seis meses, aunque revisable al trimestre. La medida no iba dirigida a restringir su libertad por la gravedad del delito, sino a proteger a la adolescente «por los graves factores de riesgo que sobre ella concurren», debido a su corta edad y a la posibilidad de «incrementarse los contactos con grupos islámicos».