La fuerte explosión ocurrida hoy en la planta del consorcio químico BASF en la ciudad de Ludwigshafen (suroeste) ha sido fruto de un accidente y no un acto de terrorismo, según los indicios recabados por la Policía, que descarta de destierra de esa manera la posibilidad de atentado.
La explosión se produjo al filo del mediodía y ha provocado al menos un muerto. Además, seis personas están heridas y otras seis permanecen desaparecidas.
La explosión en una planta de procesamiento químico ha provocado además una densa nube de humo de sustancias por determinar que se ha movido hacia la poblada vecina de Mannheim.
Los equipos de bomberos y de protección civil se han desplazado a la zona y pedido a la población que permanezca en el interior de sus casas o edificios, con las ventanas y puertas cerradas, y sin poner la calefacción por aire para evitar problemas derivados de la inhalación de posibles agentes contaminantes. El mismo llamamiento se ha hecho a colegios y guarderías.
Se ha recomendado igualmente a los conductores que eviten la zona, por riesgos para la salud y para evitar accidentes por falta de visibilidad.
BASF no ha informado aún de que tipo de sustancias podrían haberse liberado a la atmósfera como consecuencia del accidente, que, según la primeras informaciones se produjo durante trabajos en el sistema de tuberías por el que se transporta a la planta combustible inflamable desde los barcos que llegan al puerto fluvial de Ludwisghafen.
La planta de Ludwigshafen es la mayor de BASF en Alemania y su principal punto de suministro de gas y petróleo. La actividad de esa planta se ha interrumpido en los sectores considerados sensibles, pero la descarga de los barcos nodriza continuará por otras vías y de forma segura, según ha adelantado un portavoz del consorcio.
La misma fuente adelantó que BASF ha constituido un gabinete de crisis para abordar la situación, que recuerda a la vivida por el consorcio en esa misma planta el 24 de octubre de 2014. En esa ocasión murieron dos trabajadores y otros 22 resultaron heridos de consideración. La Fiscalía abrió una investigación por muerte con negligencia.
Casi de forma simultánea al accidente hoy en Ludwigshafen, se registró otra explosión aunque de menor envergadura en la planta de BASF en Lampertheim, situada a unos 30 kilómetros de su centro neurálgico de Ludwigshafen. En este caso, el origen de la explosión fue un filtro.
Cuatro personas resultaron heridas y están siendo tratadas en un hospital cercano.
El consorcio alemán, que ha cedido la inspección de algunas de sus plantas a la empresa Cascade, en la que participa la rusa Gazprom, ha registrado en lo que va de año dieciséis accidentes en sus plantas, tres más que en 2015.