La mujer cayó desde una altura de 30 metros en el
monte Aizkorri, mientras Benantxio Irureta se precipitó desde 300 en el
Pirineo oscense.
La montaña volvió a mostrar ayer su cara más amarga. Dos
vascos, una aficionada de Vitoria de 47 años y el alpinista gipuzcoano
Benantxio Irureta, de 59, murieron ayer despeñados en sendos accidentes
ocurridos en el Macizo del Aizkorri, en una zona limítrofe entre Álava y
Gipuzkoa, y en el Pico Aneto, en Huesca. La muerte de este veterano
montañero ha causado una profunda conmoción en el mundo mendizale.
El accidente de la mujer alavesa, de la que no se facilitó
su filiación, ocurrió a primera hora de la tarde. Sobre las cuatro y
media, la Ertzaintza recibió un aviso de un particular que informaba de
que una mujer se había caído por un cortado de unos 30 metros de altura
y, al parecer, se encontaba malherida. Había accedido al Aizkorri en
compañía de otra persona por la zona de Petroleras, en el municipio
alavés de Zalduondo, a unos 40 kilómetros de Vitoria.
La Dirección de Atención de Emergencias del Gobierno vasco
movilizó un helicóptero de la Policía autonómica y un equipo de rescate
de la unidad de montaña. Cuando llegaron, nada pudieron hacer por salvar
la vida de la montañera alavesa, que había fallecido. El cadáver fue
trasladado en helicóptero hasta la Academia de Arkaute y,
posteriormente, al Servicio de Patología Forense de la Audiencia de
Vitoria para realizarle la autopsia.
Apenas tres horas antes, el alpinista Benantxio Irureta
(Zestoa, 1953) moría tras sufrir una caída poco antes de llegar a la
cima del Aneto. Al parecer, el experimentado montañero se precipitó
desde una altura de unos 300 metros en el llamado 'paso de Mahoma', en
la cara sur de la montaña más alta de los Pirineos. En el momento del
accidente se encontraba con otros siete montañeros del grupo de once
mendizales vascos que habían viajado de víspera a Benasque.
Según explicó uno de los participantes, Errezil Mendizabal,
la expedición tenía dos planes diferentes: los tres que pensaban hacer
una travesía en esquís de montaña (entre ellos Errezil) salieron antes
que el otro grupo, en el que iba el malogrado Benantxio. Cuando los
primeros ya habían hecho cumbre y recogían los esquís, se encontraron
con sus compañeros. «Nos dijeron que se quedarían a dormir en Benasque.
Tendrían aún unos quince minutos de subida y de repente, alguien gritó:
¡Se ha caido Benantxio!». ¿Qué le pudo suceder? Todo parece indicar que
echó la vista hacia la derecha, quizás para contemplar el paisaje, con
tan mala fortuna que perdió pie y se precipitó ladera abajo.
Una vez se localizó al accidentado en el helero de Coronas,
aproximadamente a unos 300 metros de la cima, se realizó una complicada
operación para que del helicóptero pudieran descender dos especialistas
y el médico. Pero Benantxio había fallecido. Su familia, entre ellos su
único hijo, Aitor, se trasladaron a Benasque para hacerse cargo del
cuerpo.