El condado vinícola de Sonoma es el más afectado. Aún no hay señal de que los fuertes vientos, que azotan las llamas, vayan a ceder.
Los violentos incendios que azotan el norte de California han dejado ya 23 muertos, mientras centenares de bomberos tratan aún de controlar las llamas alimentadas por los fuertes vientos. "Ésta es una catástrofe crítica", dijo a la prensa el jefe de los bomberos de California (CalFire), Ken Pimlott. "No vamos a salir del bosque por varios días", añadió.
Según Pimlott, tras un respiro el martes los vientos volvieron a retomar fuerzas el miércoles, dificultando las labores para contener las llamas. "Todavía estamos impactados por cinco años de sequía", dijo. "Estamos hablando de una vegetación explosiva". Trece de las muertes ocurrieron en el condado vinícola de Sonoma, uno de los más afectados por el fulgurante avance del fuego y donde continuaban las evacuaciones.
Otros seis perdieron la vida en el condado de Mendocino, dos en el de Napa, y dos en el de Yuba. Pimlott apuntó que se espera que la cifra de muertos aumente: en Sonoma hay aún 200 personas en paradero desconocido.
Los bomberos de California explicaron en su cuenta de Twitter el miércoles que 22 incendios arrasan actualmente el estado y que ya han quemado 69.000 hectáreas. El presidente estadounidense, Donald Trump, declaró el estado de catástrofe natural, liberando recursos federales para atender la emergencia desatada sobre el estado más poblado del país desde que la mayoría de focos, que comenzaron el domingo, avanzan con extrema rapidez por los fuertes vientos.
Barrios reducidos a cenizas
Barrios enteros en Santa Rosa, una ciudad de 175.000 habitantes en Sonoma, 90 km al norte de San Francisco, habían quedado reducido a cenizas. Sólo en Sonoma, más de 25.000 personas tuvieron que abandonar sus hogares. Unas 5.000 lograron refugiarse en albergues temporales, indicó el lunes la oficina del sherif.
Y más de 3.500 casas y negocios han sido destruidos, incluyendo viñedos en Sonoma y Napa, el corazón de la industria vinícola en el estado. Aún no hay señales de que las llamas cedan.La policía de Santa Rosa advirtió en Facebook que los servicios meteorológicos prevén un "retorno de los fuertes vientos (...) hasta el jueves por la mañana".
"Esta evolución crea condiciones extremadamente peligrosas para los bomberos", subrayó.
Pimlott dijo que 73 helicópteros, 30 aviones y cerca de 8.000 bomberos están desplegados en los esfuerzos para combatir el fuego, mientras que 324 camiones apagafuegos y otros 60 equipos de bomberos estaban en camino desde otros estados para prestar asistencia. El ejército también ha sido desplegado con 700 efectivos en las labores de extinción y otros 1.800 movilizados.
CalFire precisó en su web que octubre es el mes en el que históricamente California sufre sus incendios más grandes y destructores de todo el año. Miles de vecinos se han visto obligados a huir de las llamas.
Bob Nelson, de 53 años, huyó de su casa el domingo. "No sé nada de mi casa ahora", dijo a AFP. "No tengo idea. Está en el medio de dos fuegos", añadió. Varios viñedos han sido además parcial o totalmente destruidos. Algunos seguían en la trayectoria de las llamas el miércoles.
El viñero Signorello Estate quedó reducido a cenizas. Laa explotación de vinos orgánicos Frey acabó engullida por el fuego, mientras la familia vinicultora Donelan cruza los dedos para no sufrir las consecuencias de los incendios, aunque está en la zona de evacuación.
"El fuego no está para nada controlado y el viento aumenta. No hay forma de saber si estamos fuera de peligro", contó Cushing Donelan a la AFP.