Unas 75 personas han pasado la noche en el refugio y en la estación superior del volcán
Una avería en el teleférico del Teide provocó ayer que unas 260 personas quedaran aisladas a 3.000 metros de altitud. Mientras que la mayoría de ellas, 200, permanecieron en la zona del Pico, 60 estuvieron atrapadas en dos de las cabinas de este medio de transporte desde las dos del mediodía a causa de este fallo. Según explicó el director comercial de la empresa que presta este servicio, Joan Rodríguez, aún se desconoce el motivo técnico que activó el sistema de seguridad, lo que bloqueó el funcionamiento de los vagones.Cinco horas transcurrieron hasta que todos los usuarios que viajaban en los habitáculos pudieron ser evacuados por los efectivos desplegados para el rescate, que se hizo con cuerdas por las que se deslizaron los afectados. En el operativo participaron cuatro helicópteros -tres del Grupo de Emergencias y Salvamento (GES) y uno de la Guardia Civil-, bomberos, Policía Canaria y la UME. Según estimaciones realizadas por la Policía Local de La Orotava también presente en la zona, al menos 60 profesionales acudieron al lugar para ayudar en ese momento y aún cuando ya había anochecido no dejó de subir más personal, como de Cruz Roja y de la UME.
A lo largo de la tarde, las 30 personas que quedaron atrapadas en una primera cabina a 1.600 metros de altitud y las otras 30 que permanecieron suspendidas a unos 3.000 metros en la segunda pudieron tocar tierra poco a poco y gracias a la ayuda de los cuerpos de seguridad. De igual forma, la mayoría de los 200 visitantes aislados en el Pico optaron por caminar durante cuatro horas por Montaña Blanca para posteriormente ser recogidos por las guaguas contratadas por el Teleférico Pico del Teide. Por el contrario, hubo un grupo, de 75 personas según los datos aportados por Joan Rodríguez, que tuvo que pasar la noche en el refugio y en la estación superior porque no estaban en condiciones físicas para descender por su propio pie desde casi la cima.
El director comercial especificó que se trata de gente que "no se encontraba bien y que no está capacitada para hacer la caminata", como una persona mayor con mal de altura y una familia con niños, ejemplificó, para posteriormente apuntar que estas son las situaciones más delicadas ya que no hubo heridos durante el incidente. Aunque estos 75 visitantes sí tuvieron que dormir en el pico más alto de España, el representante de esta empresa participada por el Cabildo garantizó que se contaba con todo el material necesario para poder atenderles. De hecho, para hacer frente a sus necesidades se enviaron mantas, ropa de abrigo y alimentos.
El Centro Coordinador de Emergencias del Gobierno de Canarias 112 ha activado tres helicópteros y un equipo de tierra del Grupo de Emergencias y Salvamento (GES), así como a efectivos de Bomberos de Tenerife, Servicio de Urgencias Canario, Guardia Civil, Cruz Roja, Cabildo de Tenerife y Parque Nacional del Teide.
Añadió que lo que toca ahora es analizar qué fue lo que provocó que se activase el sistema de seguridad que bloqueó las cabinas y no pudo dar información en ese momento sobre si se indemnizará a los afectados.
La mayoría de los perjudicados eran turistas de mediana edad, entre los 30 y 40 años, y entre ellos se encontraban Dezso y Judit Toth, procedentes de Hungría y que visitaban por primera vez el Teide. Tras descender ellos mismos por Montaña Blanca, mostraron su tristeza no tanto por el fallo, sino porque estuvieron "esperando durante dos horas a una solución". "No nos comunicaron nada de lo que ocurría y al final decidimos nosotros por nuestra cuenta bajar caminando", explicó el primero.
Sylvia Kruk, de Polonia, decidió disfrutar del pico más alto de España sola mientras su marido y su hija de meses esperaban abajo. Según indicó, se pasó "cuatro horas" bloqueada en la cabina. Pese a estar suspendida en el aire, indicó que el ambiente era tranquilo. "La gente intentaba mantener la calma", agregó. Al final, gracias a los efectivos que acudieron al lugar, pudo bajar por la cuerda hasta tocar tierra y salir por su propio pie para reencontrarse con su familia en la base del teleférico.
El aspecto de una pareja de franceses, que no quisieron dar sus nombres, también era de tranquilidad después de haber caminado durante cuatro horas por Montaña Blanca para poder regresar a su hotel a descansar. "Estamos bien y nadie tenía miedo. Estamos tranquilos y no hay problema", dijo escuetamente la joven.
Poco a poco, los perjudicados fueron abandonando la estación base, donde el Teleférico les ofreció un catering para que cogieran energías, bien en guagua o bien caminando, un lugar al que sin embargo no pudieron acceder ni la multitud de medios de comunicación que se concentraron en el lugar ni el resto de personas que se aglomeraron en la carretera principal pese al viento y los seis grados de temperatura. Algunos de ellos, de hecho, eran familiares de los afectados que esperaban allí, en contra de las inclemencias del tiempo, algún tipo de noticia.
Detrás de la barrera de seguridad creada para controlar el tráfico y evitar que subieran vehículos hasta la estación base, a excepción de los de los cargos públicos, se encontraba por ejemplo Agneta Carlson, que supo que su marido había quedado atrapado a través de un mensaje de texto que su propio esposo le mandó por teléfono. "Espero que esté bien", declaró esta sueca sin apartar la mirada del equipo de rescate que evacuaba a la gente de las cabinas a gran distancia de ella. Y es que en ese momento estaba llena de incertidumbre, pues ni siquiera sabía exactamente dónde se encontraba su marido, si en uno de los vagones o en el Pico. "Lleva seis horas y no estoy segura de en qué parte está", comentó la visitante. Una inquietud que, afortunadamente y gracias al trabajo del operativo, quedó en solo un susto.