Localizan en el río Cares el cadáver de Javier Amigo
Triste final a seis días de búsqueda para dar con el paradero de Javier Amigo Coto. Efectivos de la Guardia Civil localizaron ayer el cuerpo sin vida del montañero gijonés del Grupo Xove de 60 años que desapareció el pasado domingo entre Poncebos y Bulnes (Cabrales). El cadáver, que fue avistado desde un helicóptero del 112-Asturias, se encontraba tras una piedra de gran tamaño que dificultaba su visualización, en una zona próxima a la canal de Estorez, adonde pudo haberse precipitado desde el sendero de la ruta del Cares.
El Centro de Coordinación de Emergencias recibió el aviso a las 15:43 horas. En la llamada realizada por el equipo de rescate, a bordo de la aeronave medicalizada, se indicó que habían localizado un cuerpo sin vida cuya ropa coincidía con la del varón que estaba siendo buscando en la zona, desde el pasado domingo 24 de julio.
El senderista, pese a que dijo que subiría a Bulnes por la canal del Texu, no lo hizo. Según explica Pablo Villabrille, teniente jefe de la Sección de Rescate e Intervención en Montaña (Sereim) de Cangas de Onís, las evidencias apuntan a que Javier Amigo avanzó por el camino antiguo del Cares hasta la zona en la que se toma la canal de Estorez y cuando se acabó esa senda comenzó a trepar por una canal en sentido ascendente que no tiene salida hacia el Cares y tiene una pendiente superior al 50%. «Se desorientó y seguramente resbaló», hipotetiza Villabrille.
Dos efectivos de los Grupos de Rescate Especial de Intervención en Montaña (Greim) se desplazaron a bordo de la aeronave de bomberos del SEPA hasta la zona para efectuar el levantamiento del cadáver. El cuerpo de Javier Amigo fue trasladado en helicóptero hasta superficie en Poncebos y de allí por carretera hasta el Instituto de Medicina Legal de Oviedo, para practicarle la autopsia.
La mujer del montañero gijonés, Elvira Fernández, emprendió rumbo a Cangas de Onís acompañada de su hijo y un hermano nada más ser informada del hallazgo del cadáver. «Estoy deprimida y angustiada, pero también aliviada porque ya eran muchos días sin saber de él. Así al menos podré traerlo para casina y darle digna sepultura», dijo su viuda.
Javier Amigo trabajaba desde hace varios años en la cabina de venta de la ONCE -su minusvalía nada tiene que ver con problemas de visión- de un centro comercial en La Calzada, barrio donde residía con su mujer. También estuvo al frente de la sidrería la Entrelluxa, en la calle Manuel Rodríguez Álvarez.
