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miércoles, 20 de julio de 2022

INCENDIO DE VALDEORRAS AVANZA POR LA SIERRA DE ENCIÑA Y CRUZA A LEÓN

El fuego, que ya calcinó 7.500 hectáreas y al menos 70 casas, obligó a desalojar a 500 vecinos de veinte núcleos de población

Los días pasan y el incendio iniciado en Riodolas (Carballeda) no da apenas signos de remitir. El fuego, a la hora de cerrar esta edición, afectaba a tres concellos (O Barco, donde  la situación ayer estaba bajo control; Rubiá y Carballeda), mientras consumía el Parque da Serra da Enciña da Lastra. Según los datos que tenía la Consellería de Medio Rural a primera hora de la noche, ya habían sido calcinadas 7.500 hectáreas

La historia se repitió por tercer día consecutivo. Pasado el mediodía, el viento comenzó a soplar y a darle vida a las llamas, que se desbocaron. La peor parte le tocó a los concellos de Rubiá y Carballeda, donde la lumbre avanzó hacia las poblaciones de nuevo. El incendio reemprendía así su ansia destructiva, que amenazaba localidades como O Real o Porto (Rubiá), u otras como Viladequinta, Trigal o San Xusto (Carballeda). Avanzaba por ambas riberas del río, izquierda y derecha, hacia el este. Alrededor de las 21,00 horas se acercaba ya a la frontera con Castilla y León -que finalmente cruzó-, obligando a desalojar localidades en el ayuntamiento vecino de Puente de Domingo Flórez. Mientras tanto, en Valdeorras ya se habían evacuado sobre 500 personas procedentes de 20 núcleos de población.

SIGUE EL PELIGRO

Las llamas, según los datos que dio ayer por la mañana el delegado de la Xunta en Ourense, Gabriel Alén, quemaron al menos 70 casas en enclaves como A Veiga de Cascallá, O Castelo o Barrio, entre otros. A última hora de ayer preocupaba que el fuego afectase a las viviendas en parroquias de Rubiá, en la zona de la Serra da Enciña, y en Carballeda. En este último concello era posible contemplar como las avionetas rociaban con agua los pueblos para evitar que ardieran y que se repitiera lo sucedido en la fatídica jornada del lunes.

En San Xusto se quedaban preocupados por la marcha de los helicópteros al caer la noche, que los dejaba expuestos junto al fuego. Una vecina se quejaba del retraso con el que llegaron los medios de extinción: “Lo hubieran apagado con nada”. Otra habitante decía que la situación estaba “muy mal”: “Tenemos miedo”. Junto al embalse preparaban bombas para suplir la falta de agua corriente y defender sus casas.

MÁS MEDIOS Y VOLUNTARIOS

La mala situación movió a muchos integrantes del servicio de extinción de incendios forestales -concretamente 50- a prestarse como voluntarios para trabajar “alí onde faga falta”. El conselleiro de Medio Rural, José González, anunció la habilitación de un albergue en Vilariño de Conso para alojarlos.

Y es que poco a poco fueron llegando más medios para tratar de evitar el desborde del lunes. González explicó en el puesto de mando avanzado de Viloira que la falta de medios se debió a la rapidez del incendio y, en cuanto a los aviones y helicópteros, “polo vento e polo fume”.

Para extinguir las llamas trabajaban ayer, según la Xunta, 9 técnicos, 56 agentes, 107 brigadas, 51 motobombas, 3 palas, 12 aviones, 13 helicópteros y la Unidad Militar de Emergencias. A la participación de estos efectivos se sumaban bomberos de otros lugares de Galicia, como A Coruña, Mugardos o el polígono de San Cibrao.