La cifra de positivos experimenta el mayor salto en un día, de 510 a
671, los fallecidos aumentan a 17 y los ingresos en Cuidados Intensivos
ya son 28
La radiografía de situación de la pandemia de coronavirus en Cantabria,
como en cada rincón del país, se llena de dolorosas cifras, de
dificultades, de contratiempos, de necesidades... de nombres y apellidos
sacudidos de golpe por la enfermedad. Ayer, otras tres personas
sucumbieron a la letalidad del Covid-19, elevando a 17 los fallecidos en
apenas diez días. Y mientras no gire la dichosa recta que dibuja la
incidencia, no habrá claros en el horizonte.
Hasta la fecha, los hospitales cántabros están aguantando la embestida,
a base de cambiar el paso día a día, de anticiparse y adaptar sus
instalaciones a una demanda creciente y de recolocar a los pacientes de
otras patologías en circuitos y estancias del hospital totalmente
separados (la labor del triaje es más clave que nunca) o incluso en
centros privados, como
Santa Clotilde, Padre Menni y Mompía, para garantizar su seguridad frente al virus y ganar espacio para los contagios de Covid-19 que precisen ingreso.
Según el último balance oficial, correspondiente al miércoles, los
positivos hospitalizados aumentaron hasta 276, que suponen 64 más que la
jornada anterior. Si se puede buscar una lectura positiva a este drama,
nos podemos agarrar a que el gran repunte en diagnósticos, que pasó de
510 a 671 en esas 24 horas fue
mayoritario de casos leves, que están pasando la enfermedad en casa
con las medidas de aislamiento recomendadas para cortar la transmisión.
Entre ese volumen de infectados, la cifra de los que se encuentran en
una situación más crítica en
Unidades de Cuidados Intensivos sumaban 22 (17 en Valdecilla y 5 en Sierrallana), aunque al cierre de esta edición ya había al menos seis más.
En previsión de que la situación sanitaria se agrave aún más,
el Gobierno ya se prepara para escenarios más graves,
como explicó ayer el vicepresidente Pablo Zuloaga. Recordó que
Cantabria ha dispuesto 400 camas para atender a los infectados de
coronavirus, de las que el 69% están ocupadas. Por eso, insistió en que
hay que anticiparse para afrontar la fase más dura de la epidemia, toda
vez que se mantiene
la previsión del pico máximo para la semana que viene (final
de marzo-principios de abril), pero la duda es cuánto se va a prolongar
ese elevado nivel de contagios y, por ende, de ingresos.
Ante esa
incógnita,
lo que se teme es el efecto de acumulación,
puesto que en todos los casos se trata de estancias hospitalarias largas
(los 14 días es el mínimo). Y la prueba es que el número de altas sólo
ha crecido en dos casos, siendo 14 los curados. Zuloaga avanzó que las
previsiones de Sanidad es duplicar ese número de camas, dijo que se va a llegar a las 850 o,
incluso, a las 1.000, contando la disponibilidad de Valdecilla (que ya
está habilitando de la quinta a la novena planta del edificio 2 de
Noviembre, añadidas a la séptima de las Tres Torres), de Sierrallana,
que ayer mismo recibía una remesa de camas para abrir nuevos espacios de
hospitalización, de Tres Mares (sin mucho margen de maniobra, ya que su
capacidad es de unos 40 pacientes), de Laredo y de Liencres.
«Esa
previsión dependerá de la actitud de los ciudadanos», insistió Zuloaga,
que pidió nuevamente que «no relajemos en ningún caso las medidas» de
contención establecidas.
Pero el vicepresidente fue más allá en los
planes de futuro para encarar las consecuencias de la pandemia y avanzó
la posibilidad ya no tan remota de acondicionar hoteles para uso
hospitalario y, «como último recurso», habilitar también el Palacio de
Exposiciones de Santander, que
ayer fue desinfectado por la Unidad Militar de Emergencias.
Una opción esta última que la Gerencia de Valdecilla confía aún en no
tener que utilizar. Entiende que, en estos momentos, el hospital de
referencia de Cantabria aún tiene margen suficiente para asumir ingresos
en condiciones de máxima calidad. Precisamente, la última medida
adoptada ha sido
duplicar la dotación de UCI, hasta 36 puestos,
a los que se añadirán los 18 que ya se preparan en el área de
observación de Urgencias. La propia Consejería destacó ayer que se
mantiene activo el programa de trasplantes durante el estado de alarma,
limitado a situaciones de urgencia vital. Así, en los últimos días se ha realizado un trasplante renal y una donación de órganos, enviándose los injertos a otros centros del país.
Ese
lógico descenso de la actividad trasplantadora ha permitido a los
médicos intensivistas centrarse en los pacientes ingresados en la UCI,
que sólo a causa del Covid-19 suponen 17 en Valdecilla y 5 en
Sierrallana. De los 640 casos de coronavirus que permanecen activos, 276
están hospitalizados y el resto, 364, en aislamiento domiciliario. Y se
reparten así: Valdecilla acoge a 156 pacientes, Sierrallana 67, Laredo a
45 y Tres Mares a 8.
Otro de los datos que preocupa es
el aumento de bajas entre los sanitarios. Hasta la fecha, se sabe que son 69 los que permanecen en aislamiento. Una de las causas principales de contagio reside en
la falta de medios de protección,
a lo que se atribuyen también los ocho positivos entre trabajadores del
Centro de Atención a la Dependencia de Sierrallana (con nueve
residentes contagiados). Es por eso que el Gobierno de Cantabria anunció
la compra, por valor de un millón de euros, de material
para trabajar con seguridad frente al Covid-19. Un equipamiento que
incluye 600.000 mascarillas quirúrgicas, 70.000 mascarillas FFP2 y 2.000
FFP3, 5.000 buzos, 30.000 batas impermeables y 15 respiradores más, con
el que se abastecerá tanto al SCS como a Servicios Sociales.
Adquirido a
suministradores chinos, se estima que se reciba «sobre el 5 de abril»,
mientras se espera también la llegada del material (trajes de
protección, fundamentalmente) comprados las últimas semanas.
Respecto a
los test rápidos,
que es una de las herramientas que se consideran cruciales porque
permitirán identificar los casos en circulación que ahora escapan al
control estadístico,
aún tendrán que esperar. Y lo peor es que no se sabe cuánto. Ayer se conoció que la compra que había hecho el Ministerio,
con la que iba a dotar a todas las comunidades, ha sido en vano. Los
test no funcionan. Y la Consejería de Sanidad, que había hecho su propio
pedido, aún no sabe cuándo podrá disponer de él.
Mientras llega, las pruebas que se pueden realizar con medios propios,
como el nuevo laboratorio de refuerzo del Idival,
se concentra en los profesionales de colectivos esenciales (fuerzas de
seguridad, bomberos, personal sanitario y sociosanitario,
farmacéuticos...), que tienen como punto de recogida de muestras el
puesto de triaje del 061 de El Sardinero, al que desde ayer se sumó el
del Hospital de Laredo. De hecho, las colas que se han podido ver los
últimos días al final de la S-20 son una de las razones del aumento de
casos detectados esta semana. La razón, es que la iniciativa del Idival,
en colaboración con investigadores del Ibbtec y de la UC,
ha permitido duplicar las pruebas que se venían haciendo en Microbiología de Valdecilla. Entre
ambos, aspiran a poder diagnosticar a un millar de personas al día, y
puesto que la búsqueda se concentra entre los más expuestos al virus es
casi seguro que la proporción de positivos siga creciendo de forma
exponencial.
Otras medidas
El Consejo de Gobierno de ayer estuvo
monopolizado por la crisis del coronavirus. La reunión, que por primera
vez se celebró por videoconferencia, sirvió para que el responsable de
Sanidad informara de la evolución del Covid-19 y para aprobar nuevas
medidas «de apoyo a los más vulnerables». En este sentido, Obras
Públicas y Servicios Sociales han acordado
suspender el pago del alquiler de marzo a los inquilinos del parque público que hayan perdido su empleo o experimentado un importante descenso en sus ingresos. Serán 234 las familias beneficiadas.
Por otra parte, se decidió que el
albergue juvenil de Solórzano será
utilizado para acoger a personas sin hogar, dada la falta de actividad
de los lugares habituales de acogida a quienes viven en la calle. En
este espacio hay habilitadas 37 plazas. Es la mitad de su capacidad
total para aumentar el espacio entre usuarios y evitar posibilidades de
contagio. Además, Industria ya ha publicado en el BOC las bases de las
ayudas del 'cheque resistencia' para autónomos y pymes. Se trata de una
línea de subvenciones de 10 millones de euros para el pago de sus gastos
corrientes.