José Manuel Gutiérrez, de 70 años, se despeñó
 por un desnivel de treinta metros cuando bajaba del pico Siegalavá 
junto a dos compañeros del grupo La Peñuca.
Era un montañero experimentado, el socio número 119 del grupo La Peñuca.
 Padre, amigo y compañero. Un mal tropiezo terminó ayer con la vida del 
gijonés José Manuel Gutiérrez, de 70 años, cuando descendía del pico 
Siegalavá, en la vertiente lenense del parque natural de Las Ubiñas-La 
Mesa. Caminaba justo detrás de dos senderistas de su agrupación, que lo 
vieron despeñarse por un desnivel de más de treinta metros. La niebla 
impidió que el helicóptero del Servicio de Emergencias del Principado de
 Asturias (SEPA) pudiera acceder hasta el lugar para recuperar su 
cuerpo. Dos bomberos, acompañados en el último tramo del trayecto por un
 grupo de vecinos de la zona, lo bajaron hasta Tuiza de Arriba. El 
rescate se prolongó durante más de cinco horas.
 La última ruta 
por la montaña de José Manuel Gutiérrez empezó con normalidad, con un 
viaje desde Gijón hasta Tuiza de Arriba en autobús. Iban en la excursión
 cerca de treinta personas, pero a Gutiérrez le gustaba disfrutar de la 
montaña en soledad. Es por eso que hizo el ascenso a Siegalavá por su 
cuenta, sin saber que su destino estaba ya escrito para el descenso. En 
el viaje de vuelta alcanzó a dos compañeros, Santiago y Juan José. Los 
saludó y emprendió con ellos el descenso por un estrecho sendero. Con la
 voz ahogada por la angustia, sus compañeros explicaron ayer que "sólo 
escuchamos un ruido y, cuando nos volvimos, lo vimos despeñarse. Fue un 
momento trágico, nunca lo podremos olvidar".
Eran las dos y media de la tarde cuando
 hicieron la llamada al Centro de Coordinación de Emergencias del 
112-Asturias. Hasta el lugar se movilizó el helicóptero, con un equipo 
formado por dos bomberos rescatadores y el médico. Certificaron su 
muerte, no pudieron hacer más, y la meteorología se puso en contra. La 
niebla empezó a cegar al piloto y tuvieron que abandonar la montaña sin 
recuperar el cuerpo. El 112-Asturias movilizó entonces a otro equipo 
para realizar una evacuación a pie. Sí dejaron la montaña a bordo de la 
aeronave los dos compañeros de Gutiérrez, que se encontraban demasiado 
afectados para seguir caminando. 
Aterrizaron en el centro de 
recepción de visitantes del parque natural de Las Ubiñas, en Tuiza. Los 
gestores del establecimiento los esperaban para calmarlos y acompañarlos
 en un momento tan duro. "Ha sido terrible", era lo único que repetían 
los montañeros. Poco a poco fueron llegando los excursionistas de La 
Peñuca. Uno de ellos recibió una llamada del hijo de José Manuel 
Gutiérrez, interesándose por el accidente ocurrido en el monte de Lena. 
No sabía que el fallecido era su padre. 
El presidente del grupo 
de montaña, Albino González, hizo entonces la llamada más dura de su 
vida: "Yo avisé a la mujer de José, porque no quería que se tuviera que 
enterar por desconocidos", destacó con la voz entrecortada, mientras 
intentaba calmarse en el centro de recepción de las Ubiñas. González 
definió a su compañero como un amante de la montaña, un amigo fiel que 
también lo acompañaba en salidas al monte durante la semana. "Se fue 
haciendo lo que más le gustaba, pero era muy pronto para él", destacó. 
Gutiérrez estaba jubilado y había celebrado hacía tan sólo unos días su 
70.º cumpleaños rodeado de los suyos. 
El autobús de La Peñuca 
abandonó el aparcamiento a las seis de la tarde, con un asiento vacío 
para siempre. Los compañeros de Gutiérrez querían llegar pronto a casa 
para emprender un nuevo viaje al Hospital Central de Asturias (HUCA) y 
acompañar a la familia en el duro trance de la recepción del cuerpo. 
Mientras tanto, los efectivos de Bomberos accedían a pie hasta la 
montaña. Dos de ellos portaron el cuerpo hasta las inmediaciones del 
pueblo, en una maniobra difícil que se alargó durante más de dos horas. A
 medio kilómetro de Tuiza se encontraron con Gonzalo Valdés, un vecino 
de Tuiza que estaba dando un paseo. Le pidieron ayuda, porque la niebla 
los cegaba. 
El lenense bajó corriendo hasta el centro de 
recepción de visitantes y pidió que alguien llamara al 112-Asturias para
 informar de que el equipo ya estaba cerca. Miguel González y otros dos 
vecinos se ofrecieron a colaborar en el rescate. Tapado con una manta y 
en una camilla, José Manuel Gutiérrez pasó sus últimos minutos en la 
montaña.
Descendieron despacio. En el centro de 
recepción les esperaba un grupo de vecinos. Un aplauso prolongado rompió
 el silencio. En el aparcamiento esperaba el jefe de la zona centro de 
Bomberos del SEPA, Pablo Triviño. Fue el encargado de custodiar el 
cuerpo hasta que llegó la Guardia Civil y la funeraria.