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domingo, 13 de octubre de 2019

MILES DE PECES Y CRUSTACEOS MUEREN EN EL MAR MENOR POR LOS ARRASTRES DE LA GOTA FRIA

Decenas de vecinos y turistas curiosos se acercaron este sábado a la playa de Villananitos, en San Pedro del Pinatar, donde aparecieron miles -«cientos de miles» decían algunos- de peces muertos. Allí presenciaban cómo algunos de ellos agonizaban en la orilla. «Esto es una vergüenza, una pena, una lástima», decía un vecino de Lo Pagán indignado al salir de la playa de los lodos, junto al Molino de Quintín. Una zona acordonada al público en la que había entrado momentos antes y donde, sobre aguas de color negro, se acumulaba «un manto de miles» de peces y crustáceos muertos en la orilla. Un cementerio de entre dos y tres kilómetros que, sobre las cuatro de la tarde, se afanaban en limpiar estupefactos por el desastre decenas de agentes medioambientales de la Dirección General del Medio Natural.

 «Está todo infectado de peces muertos. Es como si lo hubieran arrasado, y encima no dejan entrar a nadie para que no se vea esta barbaridad», protestaba al paso otro de los viandantes. Y no exageraba.

Doradas, lubinas, quisquillas, mújoles, anguilas, cangrejo azul... Una pérdida de fauna marina «muy grave» e «incalculable». Así la definió Javier Gilabert, del Comité Científico del Mar Menor, quien a pie de playa explicaba a los medios que esta «es la peor situación del Mar Menor en toda su historia». Junto a Gilabert, también acudieron a la zona la alcaldesa de San Pedro del Pinatar, Visitación Martínez, y el consejero de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente, Antonio Luengo, cuya presencia era imprescindible ante la situación de alerta en la que se encontraba la playa.


 Salud tuvo que advertir de que los ejemplares no eran aptos para el consumo, dado que algunos vecinos «se los llevaban en bolsas» 

Alerta medioambiental y sanitaria, pues no eran pocos los vecinos que, en su paseo matinal por la playa, cogieron «bolsas llenas de peces y quisquillas» para llevárselos a casa o, incluso, «para intentar venderlos en los bares», relató otro de los curiosos que se negaban a abandonar el lugar sin conocer antes la razón de la masacre. Incluso la Consejería de Salud tuvo que advertir a la población, según informó el Centro de Coordinación de Emergencias, de que los peces no eran aptos para el consumo.


Vientos de levante

Según explicó Gilabert, este último episodio de muerte en masa de la fauna del Mar Menor -al igual que el caso que sucedió en La Manga a finales del mes pasado- continúa siendo consecuencia de la DANA que arrasó la Región en septiembre. «El arrastre de agua dulce y lodo se acumuló sobre la laguna, elevando su nivel medio metro». Aquello provocó que «proliferase el fitoplacton y las bacterias en esa primera capa, produciendo unos niveles muy bajos de oxígeno en las capas inferiores», explicó.

El problema ha llegado con los vientos de levante de los últimos días, que «han mezclado ambas capas de agua y han sacado hacia arriba las bolsas sin oxígeno», generando así una situación de «inestabilidad» en la que las especies que habitan en el Mar Menor no pueden sobrevivir. Esos vientos, continuó, «han arrastrado los peces hacia la orilla», y dijo que algunos ya habían muerto y otros salían por sí solos en búsqueda de oxígeno.

 De momento, Gilabert no se atreve a decir si esta pérdida de fauna será irreparable. Lo que sí trató de explicar es que, hasta que el agua no se oxigene de nuevo, «la fauna tiene que morir». Dentro de lo malo, estos vientos han hecho «que gran parte de esas bolsas de agua que no tenían oxígeno hayan desaparecido», así que lo ideal para el Mar Menor, valga la paradoja, es que los vientos continúen. A partir de ahora, con esta gran pérdida de fauna, Gilabert supone que «aparecerán algunas especies que ahora no deberían estar» y que la laguna «todavía tardará un tiempo» en oxigenarse y recuperar el estado que tenía antes de la DANA. ¿Cuánto tiempo? «Dependemos de la situación climatológica», contestó especificando que «será muy importante lo que suceda durante este invierno».

Rescate de anguilas

Además de los trabajos de limpieza que llevaron a cabo en la tarde de este sábado, los agentes medioambientales también procedieron al rescate de anguilas, ya que son una especie protegida de la laguna. Así, cualquier ejemplar que se encontrase todavía con vida, era rescatado y trasladado en una zódiac para su suelta en otro punto del Mar Menor en el que pudieran sobrevivir.

La situación se vivió con agonía y desolación en el municipio de San Pedro del Pinatar. No solo entre los vecinos, sino también entre las autoridades, que a pie de playa lamentaban la muerte de la fauna marina que ayer vivió el Mar Menor y que, según los expertos, «no puede descartarse que algo así vuelva a suceder en los próximos días».