Decenas de vecinos y turistas curiosos se acercaron este sábado a la
playa de Villananitos, en San Pedro del Pinatar, donde aparecieron
miles -«cientos de miles» decían algunos- de peces muertos.
Allí presenciaban cómo algunos de ellos agonizaban en la orilla. «Esto
es una vergüenza, una pena, una lástima», decía un vecino de Lo Pagán
indignado al salir de la playa de los lodos, junto al Molino de Quintín.
Una zona acordonada al público en la que había entrado momentos antes y
donde, sobre aguas de color negro, se acumulaba
«un manto de miles» de peces y crustáceos muertos en la orilla.
Un cementerio de entre dos y tres kilómetros que, sobre las cuatro de
la tarde, se afanaban en limpiar estupefactos por el desastre decenas de
agentes medioambientales de la Dirección General del Medio Natural.
«Está todo infectado de peces muertos. Es como si lo hubieran arrasado, y
encima no dejan entrar a nadie para que no se vea esta barbaridad»,
protestaba al paso otro de los viandantes. Y no exageraba.
Doradas, lubinas, quisquillas, mújoles, anguilas, cangrejo azul...
Una pérdida de fauna marina «muy grave» e «incalculable».
Así la definió Javier Gilabert, del Comité Científico del Mar Menor,
quien a pie de playa explicaba a los medios que esta «es la peor
situación del Mar Menor en toda su historia». Junto a Gilabert, también
acudieron a la zona la alcaldesa de San Pedro del Pinatar, Visitación
Martínez, y el consejero de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio
Ambiente, Antonio Luengo, cuya presencia era imprescindible ante la
situación de alerta en la que se encontraba la playa.
Salud tuvo que advertir de que los ejemplares no eran aptos para el
consumo, dado que algunos vecinos «se los llevaban en bolsas»
Alerta medioambiental y sanitaria, pues no
eran pocos los vecinos que, en su paseo matinal por la playa, cogieron
«bolsas llenas de peces y quisquillas» para llevárselos a casa o,
incluso, «para intentar venderlos en los bares», relató otro de los
curiosos que se negaban a abandonar el lugar sin conocer antes la razón
de la masacre. Incluso la Consejería de Salud tuvo que advertir a la
población, según informó el Centro de Coordinación de Emergencias, de
que los peces no eran aptos para el consumo.
Vientos de levante
Según explicó Gilabert, este último
episodio de muerte en masa de la fauna del Mar Menor -al igual que el
caso que sucedió en La Manga a finales del mes pasado- continúa siendo
consecuencia de la DANA que arrasó la Región en septiembre.
«El arrastre de agua dulce y lodo se acumuló sobre la laguna, elevando
su nivel medio metro». Aquello provocó que «proliferase el fitoplacton y
las bacterias en esa primera capa, produciendo unos niveles muy bajos
de oxígeno en las capas inferiores», explicó.
El problema ha
llegado con los vientos de levante de los últimos días, que «han
mezclado ambas capas de agua y han sacado hacia arriba las bolsas sin
oxígeno», generando así una situación de «inestabilidad» en la que las
especies que habitan en el Mar Menor no pueden sobrevivir. Esos vientos,
continuó, «han arrastrado los peces hacia la orilla», y dijo que
algunos ya habían muerto y otros salían por sí solos en búsqueda de
oxígeno.
De momento, Gilabert no se atreve a decir si esta pérdida de fauna será irreparable. Lo que sí trató de explicar es que,
hasta que el agua no se oxigene de nuevo, «la fauna tiene que morir».
Dentro de lo malo, estos vientos han hecho «que gran parte de esas
bolsas de agua que no tenían oxígeno hayan desaparecido», así que lo
ideal para el Mar Menor, valga la paradoja, es que los vientos
continúen. A partir de ahora, con esta gran pérdida de fauna, Gilabert
supone que
«aparecerán algunas especies que ahora no deberían estar»
y que la laguna «todavía tardará un tiempo» en oxigenarse y recuperar
el estado que tenía antes de la DANA. ¿Cuánto tiempo? «Dependemos de la
situación climatológica», contestó especificando que «será muy
importante lo que suceda durante este invierno».
Rescate de anguilas
Además de los trabajos de limpieza que
llevaron a cabo en la tarde de este sábado, los agentes medioambientales
también procedieron al rescate de anguilas, ya que son una especie
protegida de la laguna. Así, cualquier ejemplar que se encontrase
todavía con vida, era rescatado y trasladado en una zódiac para su
suelta en otro punto del Mar Menor en el que pudieran sobrevivir.
La situación se vivió con
agonía y desolación en el municipio de San Pedro del Pinatar.
No solo entre los vecinos, sino también entre las autoridades, que a
pie de playa lamentaban la muerte de la fauna marina que ayer vivió el
Mar Menor y que, según los expertos, «no puede descartarse que algo así
vuelva a suceder en los próximos días».