Las fuertes rachas de viento empujan las llamas hacia el valle del Tera, ponen en jaque a varias localidades y obligan a cortar la línea de AVE entre Orense y la ciudad
El fuego mantiene a Zamora contra las cuerdas después de un sábado infernal de viento, calor y avance incontrolable de las llamas. El incendio, originado en el corazón de la Sierra de la Culebra, se extendió ayer en dirección al valle del Tera y puso en serios aprietos a varias localidades de la zona, donde se vivieron escenas verdaderamente dramáticas. Según la información oficial facilitada a última hora de la tarde por la Junta de Castilla y León, ya se han calcinado 25.000 hectáreas, lo que convierte a este en el incendio más grave de la historia de la comunidad autónoma.
A pesar de ello, el fuego se mantiene en el nivel 2 de alerta tras una jornada que comenzó con la esperanza de ver recular a las llamas y que terminó con la gente de los pueblos afectados implicada para evitar que se quemaran sus hogares. El regreso a casa de los evacuados de la zona de Aliste pronto se vio opacado por la situación límite que se vivió en Otero de Bodas, donde la resistencia contra el incendio sumó a una buena parte de los efectivos destinados a frenar esta agonía para la provincia.
En estos momentos, hay más de 550 efectivos batallando contra un enemigo imprevisible que se vio favorecido por las condiciones y que continuó su camino durante toda la jornada, pese al esfuerzo de los profesionales llegados de Galicia, Extremadura, Cantabria, Madrid, Castilla-La Mancha e incluso Portugal. Desde el centro de mando de Sarracín, los esfuerzos se dirigieron a paliar las consecuencias de un fuego que se descontroló especialmente a lo largo de una tarde dramática en la zona del Tera.
Casi en paralelo a esa batalla, el salto del fuego al otro lado de la carretera N-631 obligó a Renfe a cortar la línea ferroviaria de Alta Velocidad entre Zamora y Orense de manera indefinida. Los servicios permanecerán suspendidos hasta que el control del incendio diga lo contrario. Además, la evolución de las llamas imposibilitó el ofrecimiento de una alternativa por carretera, con el corte también de vías como la A-52 y otras secundarias, por lo que centenares de pasajeros se vieron obligados a regresar al punto de origen.
En el caso del tren que se detuvo en Zamora capital en lugar de dirigirse hacia Galicia, algunos de los pasajeros consultados por este medio, como Manuel Rodríguez, manifestaron su disconformidad con la decisión y exigieron a Renfe una alternativa viable para continuar con su viaje, pero finalmente se vieron forzados a poner rumbo de vuelta a Madrid.
Los desalojos
Mientras tanto, en localidades como Olleros, Junquera, Vega de Tera, Calzadilla o Pumarejo, el incendio desató toda su furia y obligó a multiplicar los esfuerzos de contención. Sus habitantes se sumaron a los de Villardeciervos, Villanueva de Valrojo, Ferreras de Arriba, Ferreras de Abajo, Codesal, Cional, Flechas y Otero de Bodas como evacuados. A última hora de la noche, se añadieron a esa lista Litos y Villanueva de las Peras. La cifra total de personas de la provincia en esta situación asciende ya a 2.200.
Con este panorama, y con cada vez más efectivos movilizados para apoyar las labores de extinción, algunos de los profesionales que expresaron su opinión a lo largo del sábado reconocieron la dureza del escenario en el que se manejan las zonas afectadas. La bajada de temperaturas prevista a partir de hoy abre una puerta a la esperanza, aunque la realidad invita ahora mismo a pocas sonrisas.
León mira de reojo
Incluso, desde León, ya se ha advertido la posibilidad de que el incendio alcance la provincia vecina, habida cuenta del rumbo que tomó en las últimas horas del sábado. Los medios aéreos y terrestres intentarán evitarlo a lo largo de las próximas horas, con el foco principal puesto en evitar daños en los núcleos urbanos y en preservar las casas y los negocios de unas personas que ya están viendo perecer todo su entorno natural.
Desde ese punto de vista, se comprenden los esfuerzos llevados a cabo en las últimas horas para proteger las viviendas en lugares como Villardeciervos, Ferreras de Abajo, Junquera y Olleros de Tera, donde solo esa intervención y, en algunos casos, la propia colaboración ciudadana, salvaron a algunas naves y hogares de verse devorados por las llamas.
En lo tocante a la población, la solidaridad volvió a desbordarse este sábado a través de quienes ofrecieron sus medios para colaborar con las personas afectadas y, particularmente, entre aquellos que se manifestaron a través de las redes sociales. La propia Junta expresó su punto de vista mediante estos canales, y apuntó que “el viento y el calor están complicando” las circunstancias en las que trabajan unos profesionales que sí se llevaron el aplauso unánime de la gente. Distinta suerte corrió el Gobierno autonómico, que ha sido objeto de críticas por su forma de abordar las labores de prevención de incendios en la comunidad.
En todo caso, en la Sierra de la Culebra y ahora en el valle del Tera, el balance de daños será ya histórico y demoledor para los vecinos de las poblaciones afectadas. El mejor de los escenarios apenas habilita la posibilidad de minimizar al máximo la destrucción causada por un incendio que está llevando a Zamora al límite.