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jueves, 25 de junio de 2020
LOS BROTES SE ESTÁN CREANDO POR TODAS PARTES POR LA RELAJACION
Sanidad notifica 196 casos nuevos en un día, la cifra más alta en tres semanas
Reuniones de amigos, reencuentros familiares, residencias de mayores, hospitales,
casos importados. La docena de brotes de covid-19 que están activos en
España no siguen un patrón. El coronavirus continúa ahí fuera y
aprovecha cualquier oportunidad para volver a infectar. Las sociedades
médicas no están viendo por el momento nada que se salga del guion
previsto: sabían que habría brotes y lo crítico, dicen, es controlarlos a
tiempo. Pero muestran preocupación por cierta relajación de las medidas
de prevención por parte de la ciudadanía que pueden conducir a que la
epidemia vuelva a descontrolarse.
Estos brotes se reflejan en los datos de la epidemia. El informe de este miércoles del ministerio muestra el mayor número de positivos en un día desde hace tres semanas:
196 sin sumar los de Castilla-La Mancha, que no se pudieron cargar por
problemas técnicos. Hay que remontarse al 3 de junio para encontrar una
cifra peor: 219. Aunque es Madrid, donde no hay ninguno registrado, la
que más notifica (50), le sigue Aragón (49), donde se ha producido el
mayor repunte, que ha obligado incluso a cuatro comarcas de Huesca a retroceder a la fase 2.
“Los brotes son esperables y se pueden asumir siempre que estén
controlados y limitados, algo que depende de los sistemas de salud
pública”, dice Rafael Manuel Ortí Lucas, presidente de la Sociedad
Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene. “Tienen que
estar pendientes de un seguimiento de contactos y el sistema que tenemos
no es perfecto. Mientras sean limitados en un matadero, en determinado
barrio con población de características especiales, en algún hospital
donde un paciente pueda contaminar, sería aceptable; es lo que está
ocurriendo y es previsible. Lo que nos preocupa es que se escape a la
comunidad por fiestas, botellones, eventos, agrupaciones sociales en
barrios o ambientes de veraneo y sea no sea detectado por los servicios
de salud pública, que estarán debilitados en verano”, continúa.
En este momento pasaría de ser brotes a una transmisión comunitaria
descontrolada, que es lo que puede dar lugar a una segunda ola de la
epidemia, como está ocurriendo en.
En otros lugares con picos de casos no se puede hablar de este
concepto, porque todavía andan inmersos en la primera ola, coinciden los
expertos.
En opinión de Ortí, aunque en general la respuesta de la sociedad está
siendo buena “estamos viendo relajaciones”. “El riesgo de la enfermedad
sigue y parece que a veces se olvida”, añade Pedro Gullón, de la
Sociedad Española de Epidemiología. Pedro Rascado, coordinador del Plan
de Contingencia frente a la covid-19 de la Semicyuc (o Sociedad Española
de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias), ve con
preocupación algunos comportamientos: “Da la sensación de que no supimos
transmitir la gravedad de la situación”.
Brote: agrupación de tres o más casos
Un
protocolo de Sanidad del 16 de junio define brote como “cualquier
agrupación de tres o más casos confirmados o probables con infección
activa en los que se ha establecido un vínculo epidemiológico”. Pese a
ello, las comunidades emplean distintos términos para referirse a esas
agrupaciones. Andalucía, por ejemplo, niega tener brotes. Su consejero
de Sanidad, Jesús Aguirre, los llama “clusters” (agrupaciones en inglés) aunque responden a la definición de Sanidad.
Con sus propios criterios, son las autonomías las que deciden hacer
públicos los brotes, o no. El Ministerio de Sanidad ofrece datos
agregados cada ciertos días, y siempre a preguntas de los periodistas.
El último lo dio el pasado lunes Fernando Simón, director del Centro de
Control de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES). Entonces había 12 activos de los 36 que se habían detectado desde que comenzó la desescalada.
El ministerio ha decidido no facilitar en qué provincias
están los brotes activos ni cuántos casos positivos tiene cada uno de
ellos. Los datos “fluctúan mucho y algunas comunidades son más sensibles
que otras a la hora de definirlos”, reconoce una portavoz. Así que,
pese a que las comunidades reportan cada brote al ministerio y este
centraliza los datos, no los hace públicos, dejando la transparencia
sobre esta cuestión de salud pública en manos de cada autonomía.
Algunos
se han conocido por denuncias de sindicatos, como el de la empresa
cárnica Uvesa, en Rafelbunyol (Valencia). La Generalitat valenciana
confirmó un día después, este miércoles, que hay siete positivos.
Brotes sin un patrón claro: hospitales, residencias, ámbito familiar, temporeros
A
partir de los datos que facilitan las comunidades y de informaciones
periodísticas, se puede hacer un recorrido por los brotes activos
actualmente o que lo han estado hasta hace escasos días. EL PAÍS ha
localizado 18 que suman más de 330 positivos. Del análisis se desprende
que, a diferencia de lo que ocurría hace un mes, cuando casi todos se
habían originado en fiestas o reuniones familiares, ahora no hay un
patrón claro. Hay brotes hospitalarios, como los dos del País Vasco (en
los hospitales de Basurto y Txagorritxu, que las autoridades consideran
“controlados”) y otro en el hospital Río Hortega de Valladolid (con 21
positivos). También brotes que se cree que se originaron en reuniones
familiares o sociales, como uno en Pamplona con 21 casos confirmados;
otro en Granada, con 10, y un tercero en Orio (Gipuzkoa).
En el ámbito laboral también se han producido acumulaciones de casos. El
más numeroso es una entre trabajadores temporeros del sector
hortofrutícola en Huesca, en varias comarcas que lindan con Lleida.
Aragón informó este miércoles de 17 casos nuevos en las comarcas de Bajo
Cinca, Cinca Medio y La Litera, y de 15 en Bajo Aragón-Caspe. En estos
territorios se ha retrocedido al equivalente a la fase 2 de la
desescalada y las autoridades piden que no haya movilidad entre
comarcas. Simón alertó el lunes del “riesgo de que el brote de Huesca se
traspase a Lleida, porque hay mucho intercambio y mucho contacto”. Se
está estudiando si un contagio entre 24 temporeros en La Juneda, cerca
de Lleida, está relacionado con los casos de Huesca. En esta provincia
catalana hay, además, otros siete positivos aislados en un hotel en la
capital. También son temporeros.
Detrás de este tipo de brotes, como los que se produjeron en abril y mayo en empresas cárnicas,
están las condiciones laborales y de vivienda de los trabajadores,
muchos de ellos migrantes. “No estamos siendo capaces de prevenir con la
suficiente contundencia, parece que no existen las medidas de seguridad
adecuadas”, apunta Gullón. “Las empresas deben invertir en prevención,
en sistemas de transporte en los que los empleados no vayan
amontonados”, añade Ildefonso Hernández, de la Sociedad Española de
Salud Pública (Sespas).
En Málaga se ha detectado un brote en un centro de acogida de Cruz Roja,
con 15 casos positivos hasta ahora, según informó este miércoles la
Junta de Andalucía. En Algeciras, 17 personas han resultado contagiadas
en un brote que tiene como nexo común dos pensiones de la ciudad.
Casos importados en Murcia, Galicia y Fuerteventura
Varios
corresponden a casos importados, como el de una patera que llegó a
Fuerteventura con 11 personas que dieron positivo al virus. En Murcia
otro brote con 17 contagiados se originó a partir de un caso que llegó
de Bolivia. En Navalmoral de la Mata (Cáceres) llevan 17 casos positivos
en una agrupación con origen en “otra comunidad autónoma”, explicó un
portavoz del Gobierno extremeño. El único brote conocido en Galicia, que
afecta a los municipios de Ribeira y A Pobra (A Coruña), tiene al menos
siete positivos y se investiga si su origen está en una persona que
viajó desde Brasil
También hay casos en residencias de mayores. En Lleida, la residencia privada Castrillón empezó a detectar positivos el
14 de junio después de que empezaran las visitas. Ya hay 18 personas
contagiadas. Extremadura mantiene aislados a mayores que viven en dos residencias en Plasencia y Casar de Cáceres por haber dado positivo,
pero no los considera brotes activos al ser “casos antiguos”, de antes
de la desescalada, que en los análisis siguen dando positivo, según
explicó un portavoz.
Aunque entre los últimos brotes no se han detectado directamente
asociados a jóvenes, también están en el punto de mira de algunos
epidemiólogos tras publicarse varias imágenes de fiestas y botellones
multitudinarios en los que no se respetaban las medidas de seguridad
básicas. Ya lo dijo Simón en su última comparecencia: “Puede que ellos
no lo sufran, pero se pueden convertir en transmisores”. Según dijo, la
media de edad de los infectados ha bajado de aproximadamente 60 años
hace un mes a 50 ahora. Esto se puede deber a varios factores, entre
ellos que se han extendido las pruebas a todo el que tiene síntomas. En
la peor época de la crisis solo se hacían a los casos más graves, los
que necesitaban asistencia hospitalaria, que suelen ser también las
personas de más edad.
Varias comunidades han puesto en marcha campañas informativas destinadas
a este sector. “No está de más dirigirse a ellos específicamente porque
quizás no le llegan los medios tradicionales”, reflexiona Antoni
Trilla, epidemiólogo del comité de expertos del Gobierno. “Un porcentaje
alto de los menores de 35 vive con sus familias. Si se produce una
transmisión entre jóvenes es fácil que llegue a los mayores y quizás sea
más fácil que se relajen porque no tienen tanto riesgo personal”, añade
Hernández.