Un trabajador eólico se despeña en Curiscao, otros dos hombres mueren al ceder la carretera en La Colladiella y Lloreo y un cuarto es arrastrado por el río Porciles en Pena
En Pena (Tineo), un vecino se vio arrastrado por el crecido río Porciles. En Curiscao, en plena noche y posiblemente por la niebla, un trabajador del parque eólico se despeñó por una pendiente del 45 por ciento tras terminar su jornada. Hay que remontarse a los años ochenta, concretamente al 3 de agosto de 1988, para encontrar un número similar de muertos durante un temporal en Asturias. Ese día, tras unas lluvias torrenciales en el Oriente de la región, un tren de Feve descarriló causando la muerte de cuatro personas, a la altura del apeadero de Pintueles (Piloña), aunque también se apuntó a un exceso de velocidad para explicar el siniestro.
En el caso de "Klaus", se han conjurado la mala suerte con un temporal ciertamente intenso, pero de menor envergadura que el registrado en junio de 2010, que costó la vida de tres personas.
El primer fallecimiento se produjo el miércoles. Jesús Menéndez García, de 41 años, un vecino de Pena, en Tineo, había salido de casa a eso de las dos de la tarde para ir a una finca situada junto al río Porciles, a medio kilómetro de casa. Según explicó su madre, María Nélida García, había ido a "regar el prado". Al ver que una hora después no volvía a casa la familia salió a buscarlo sin éxito, dando aviso a los servicios de emergencia sobre las seis de la tarde. A las nueve de la mañana, una patrulla de Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil encontró unos pantalones del infortunado, unos cien metros aguas abajo.
A las once y media de la mañana, tras una larga búsqueda, lo integrantes del equipo de rescate lograron dar con el cuerpo de Jesús Menéndez en el río, justo debajo del pueblo, aunque se había quedado enredado en la margen contraria. Esto obligó al equipo de rescate a trasladarse a la ladera de la montaña de enfrente para poder acceder a él.
Con el agua al cuello para rescatar el cuerpo del tinetense fallecido
Desde un acceso próximo a la población tinetense de Valmorisco, los Bomberos, la Guardia Civil, miembros de Protección Civil de Tineo y agentes de la Policía Local de Tineo consiguieron recuperar el cuerpo. "Fue una tarea difícil, el río baja muy crecido, fue preciso que un bombero se metiese con el agua hasta el cuello, porque estaba en un pozo de un metro y medio de profundidad", explicó Benjamín García, jefe de zona del Suroccidente de Bomberos de Asturias. Los bomberos consiguieron evacuar el cuerpo cerca de las tres de la tarde.Unas horas antes, en torno a la medianoche del miércoles, se había producido el segundo fallecimiento del temporal. Un trabajador de la Eólica de Curiscao en Salas, Francisco Díaz Díaz, de 43 años y vecino de Cangas del Narcea, se salía de la pista que da acceso a esta instalación. Todo indica que debió despistarse a causa de la niebla, que según indicaron los vecinos, puede llegar a ser muy cerrada en esa zona.
El vehículo de Díaz, un Toyota Hilux, se precipitó por una pendiente muy pronunciada, cayendo unos cien metros. Fue tal la violencia de la caída que el cuerpo salió despedido unos cuatrocientos metros más abajo. Fueron sus propios compañeros de trabajo los que dieron la voz de alarma, después de que Francisco no llegase a casa. Deshicieron el camino que su compañero tendría que haber recorrido y finalmente dieron con el vehículo. Eran las dos menos veinte de la mañana.
Se iniciaba entonces el rescate del trabajador por parte de los Bomberos y agentes del Grupo de Intervención y Rescate en Montaña, que hizo las veces de Policía Judicial al haberse producido el fallecimiento en una zona de "acceso inviable". Hasta las cuatro de la mañana no fue posible alcanzar el lugar donde se encontraba el cuerpo. El levantamiento del cadáver se produjo dos horas después, por parte de los agentes del GREIM.
Poco tiempo después, sobre las ocho de la mañana, se producía el tercer accidente mortal. El lavianés Florentino Rodríguez, conocido en La Pola como "Reverte", de 62 años, estaba subiendo a la localidad de Lloreo, donde cuidaba a las ovejas, como hacía cada día, "hiciese frío o calor", según aseguraba ayer un amigo suyo. Aunque siempre hacía el camino a pie, se encontró con un conocido que se ofreció a subirlo en su todoterreno donde iba también una tercera persona. Sin embargo, cuando llegaron a Lloreo y Florentino Rodríguez se estaba bajando del vehículo, la carretera se vino literalmente abajo.
El todoterreno acabó volcando tras caer por un desnivel de cuatro metros, sobre los restos del asfalto, mezclados con tierra.
El lavianés falleció en el acto, mientras que los otros dos ocupantes del vehículo, de 65 y 56 años, resultaron heridos leves.
La magnitud del suceso obligó a la intervención de los efectivos de Bomberos del SEPA del parque de San Martín del Rey Aurelio, quienes se ocuparon de recuperar el cuerpo del fallecido. Los otros dos heridos recibieron una primera atención en el lugar del suceso y después fueron trasladados hasta el hospital Valle del Nalón. Aunque se envió a la zona a la UVI-móvil de Langreo, no se pudo hacer nada por salvar a este lavianés. La Guardia Civil desplazó a varios efectivos, al igual que la Policía Local. Todo indica que la gran cantidad de agua debilitó la plataforma de la carretera, que se resquebrajó justo cuando el vehículo se detuvo sobre ella. El desprendimiento dejó a la vista varias conducciones.
Florentino Rodríguez no fue la única víctima mortal ayer en las Cuencas. Horas más tarde corrió igual suerte el mierense Miguel González de 72 años, quien perdió la vida tras hundirse el firme por el que circulaba con su vehículo en la carretera de La Colladiella, la AS-337, que comunica los concejos de San Martín del Rey Aurelio y Mieres.
Los hechos tuvieron lugar minutos antes de las once de la mañana. González, que se dirigía a cuidar de su ganado, cayó por un desnivel de cincuenta metros con su vehículo. El coche quedó en un lecho de barro en el que los Bomberos se hundían casi hasta las rodillas. Más arriba, en la carretera aparecía un boquete de grandes dimensiones, bajo el que manaba gran cantidad de agua. El equipo médico de la UVI-móvil de Mieres que se desplazó hasta el lugar sólo pudo verificar su fallecimiento, mientras que sus restos mortales, tuvieron que ser rescatados por efectivos de Bomberos de San Martín y Mieres. De esta forma se recuperaba el último de los fallecidos a consecuencia de este extraño temporal, en el que no se han registrado lluvias torrenciales, pero que ha tenido efectos catastróficos.