Una persona fue evacuada al hospital por dolor en el pecho. El fuego no se propagó a otras viviendas
A la una y cuarto de la tarde de ayer, Raquel y su hijo aún seguían en bata y pijama en plena calle, igual que algunos vecinos de su edificio. Llevaban dos horas viendo, impotentes, cómo las llamas que salían de una de las ventanas de la primera planta escupían una lengua de fuego que tiznó una columna de negro en la fachada. El hijo mayor se despertó oliendo humo y se reunió en la cocina preguntando qué pasaba. Pronto descubrieron que el fuego consumía la habitación de su hermana, la zona cero de un incendio que amenazaba seriamente con destruir mucho más que el habitáculo en el que se había originado.Además de los bomberos, Protección Civil y la Policía Local de Betanzos, hasta este punto del barrio de A Ribeira de Betanzos (calle Marina, junto a la plaza del Matadero) se desplazaron bomberos de A Coruña y Arteixo, además de una patrulla de la Guardia Civil.
La familia salió por su propio pie, mientras que en el tercero los bomberos evacuaron con su cesto a cuatro residentes. Uno de ellos tuvo que ser evacuado al Chuac aquejado por una fuerte presión en el pecho. También Raquel, la residente de la casa quemada, fue atendida en el propio PAC por su estado nervioso.
Más tranquilidad transmitía su pareja, Manuel José Sobrino, Lito, un conocido hostelero que fue avisado en su local, El Músico. «Cando cheguei á casa, vin que non se podía apagar nada e saímos todos, chamei aos bombeiros e a ver...», decía ayer, rodeado de gente que le daba ánimos. Entre los testigos estaba la alcaldesa de Betanzos, María Barral, así como la candidata del Partido Popular, Cecilia Vázquez.
La mala suerte se cebó con esta familia. Justo debajo del piso tenían el coche que, con la caída de los primeros cascotes, quedó con la luna trasera destrozada. «Non sabemos que puido pasar, non había ninguén na habitación cando empezou o lume», añadió Lito, que lleva siete años en esta casa de nueva construcción. Por la mañana aún no sabían en dónde pasarían la noche, pero esa no era su preocupación, sino lo que las llamas habrían devorado en la habitación de la joven.
«Primero evacuamos a todos los vecinos y después procedimos a la extinción», relató el jefe de los bomberos de Betanzos, José Manuel Pérez Abrodos.
Finalmente, pese a la espectacularidad del incendio, las llamas no se expandieron por el interior de la vivienda, si bien el humo y el agua empleada por los bomberos afectaron a todos los electrodomésticos. En la fachada, las llamas doblaron el balcón metálico del segundo piso.
Un gran ventilador colocado en el portal ayudó a despejar el humo, mientras uno de los bomberos localizaba puntos de calor con una cámara térmica en la habitación afectada, donde no se salvó nada. «Mis fotos, la tableta, todos mis libros...», decía la joven Nerea, quien abandonó la escena con unas amigas.
A la una y veinte, un bombero acompañaba a Raquel y Lito a su propia casa para recuperar algo de ropa y algunos enseres necesarios. «Só ardeu unha habitación, pero o resto da casa está tisnada de negro, todo negro, e sen luz...».