Casi la mitad de los 62 tramos de ríos de Cantabria analizados por la
Red Cambera para su informe anual, correspondiente a 2018, presentan
estados ecológicos "deficientes" o "malos" y aproximadamente un 10%
registra "afecciones importantes" en la calidad de sus agua, sobre todo los de las partes bajas de las cuencas del Saja y Pas, además del Camesa.
Así lo indica el informe anual del 'Proyecto Ríos', correspondiente a
2018, realizado por la Asociación Red Cambera, que en dos campañas –una
en primavera y otra en otoño–, ha analizado 62 tramos de diferentes ríos
de la comunidad autónoma.
Según se indica en el informe, los resultados
del estado ecológico son "similares" para ambas campañas de inspección.
Y es que tanto en primavera como en otoño, en torno al 30% de los
tramos estudiados presentan un estado ecológico "bueno o muy bueno"; es
"moderado" en un 19% y 25%, y el 49% y 45% del total en primavera y
otoño, respectivamente, presenta estados ecológicos "deficientes y
malos, encontrándose alejados del estado óptimo de salud de los
ecosistemas fluviales".
"La mayoría de bosques de ribera estudiados presenta "alteraciones importantes"
En cuanto a calidad de agua, algo menos de la mitad de los tramos
muestreados presentan una calidad del agua "muy buena" o "buena", con
ejemplos en todas las cuencas donde se recogieron datos.
Los ríos con
una calidad del agua "excelente" se distribuyen, por regla general,
según este informe, en las cabeceras de los cursos principales y,
puntualmente, en algunos tramos medios y bajos.
La cuenca del Ebro, en
el sur de la comunidad autónoma, y las del Deva, Nansa y costa oeste, en
la parte más occidental, son las que presentan un mayor número de
tramos inspeccionados con una calidad biológica del agua "buena" o "muy
buena". Los tramos con "afecciones importantes" en la calidad del agua o
con un estado "muy deteriorado" de las mismas representan el 10% (en la
campaña de primavera) y el 11% (en otoño) del total de tramos
inspeccionados. Los peores lugares, en cuanto a calidad biológica de
agua se refiere, se concentran, como ya se ha indicado, en los tramos
bajos de las cuencas del Saja y Pas, además del Camesa.
Además, el
informe establece que en todas las cuencas donde se ha recogido
información existen tramos con bosques de ribera bien conservados,
especialmente en los extremos occidental y oriental de la Comunidad, así
como en aquellos de cabecera. Sin embargo, la mayoría de bosques de
ribera estudiados presenta "alteraciones importantes", sobre todo
aquellos que se distribuyen en los tramos medios y bajos de todas las
cuencas cantábricas y en las cabeceras del Ebro y Camesa.
Los hábitats
bien constituidos superan el 50% en ambas campañas de muestreo. Se han
identificado 12 y 13 tramos, en primavera y otoño, respectivamente, cuyo
hábitat ha sido calificado de intermedio y cuyas condiciones físicas no
son óptimas. Se identifican tres tramos donde el hábitat está más
empobrecido:
el Pas, en el Parque El Picón, Renedo (Piélagos), y La Canaluca, en la cuenca del Miera, Astillero.
Según el informe, el agua de los ríos fluye en todos los tramos
estudiados. La mayoría de los tramos muestreados presenta aguas
transparentes y sin olores que pongan de manifiesto afecciones
importantes. Casi la mitad de los tramos muestreados están incluidos en
alguna Zona de Especial Conservación.
Las principales afecciones señaladas por los voluntarios en sus
respectivos tramos, en cuanto al estado de los márgenes, son la
presencia de canalizaciones, existencia de zonas de acceso, caminos o
carreteras y, en menor medida, urbanizadas.
El principal uso de las
riberas fluviales corresponde al agroganadero, que predomina en más del
60% de los tramos muestreados (tramos medios y bajos en todas las
cuencas).
Además, un tercio de los tramos presenta algún tipo de
infraestructura o construcción, carreteras, vías de ferrocarril,
aparcamientos o urbanizaciones. Se han observado residuos en todos los
tramos inspeccionados,
sobre todo plásticos (24%), madera (13%) y papel (12%).
Además, en el informe, figuran, 60 citas de fauna amenazada en 24
tramos. De ellos, 12 están dentro de Zonas de Especial Conservación
(ZEC). Las especies más citadas son nutria, martín pescador y garceta
común. Hay 26 citas de fauna invasora, con presencia en 16 tramos. Las
más citadas son cangrejo señal, trucha arcoiris y visón americano,
apareciendo en especial en los ríos
Saja, Besaya, Camesa y Ebro. En 38
de los tramos estudiados hay presencia de alguna especie de flora
invasora, concentrándose en las cuencas de la vertiente cantábrica. El
nenúfar amarillo, única especie de flora amenazada presente en los ríos
de Cantabria, se ha registrado en el Camesa.
Únicamente tres de ellos muestran retos ambientales orientados a la mejora de la calidad biológica del agua
A lo largo de las campañas se han identificado 19 tramos "de gran valor
ecológico" que constituyen oportunidades de conservación ambiental y,
por otro, 39 que presentan retos ambientales, y que deberían abordarse
para lograr una restauración de los ecosistemas fluviales. Únicamente
tres de ellos muestran retos ambientales orientados a la mejora de la
calidad biológica del agua, presentando un bosque de ribera óptimo y
bien conservado. Éstos son tramos en el río Asón, en Riva; el río Herrero a su paso por Carriazo y el río Moro en Aes (Puente Viesgo).
Los 36 tramos restantes presentan bosques con alteraciones importantes
y/o calidades biológicas del agua por debajo de un buen estado.
El Informe Anual 2018 es el undécimo publicado en Cantabria. Está basado
en la información suministrada por las personas voluntarias durante las
campañas de primavera y otoño. En 2018, 838 personas han participado en
las actividades del Proyecto Ríos formando parte de 106 grupos.
El 'Proyecto Ríos' es una iniciativa de Red Cambera que pretende la
conservación del medio fluvial a través de la educación ambiental, el
voluntariado, la ciencia ciudadana y la custodia del territorio. Se
desarrolla en Cantabria gracias al acuerdo de colaboración entre Red
Cambera y la Associació Hàbitats, de Cataluña.
Para su desarrollo cuenta
con el apoyo de la Consejería de Universidades e Investigación, Medio
Ambiente y Política Social, a través del Centro de Investigación del
Medio Ambiente (CIMA).