El Juzgado número 2 de Amurrio investiga en qué términos se produjo el accidente en el que murió la chica de 19 años
La familia de Irune, la joven de 19 años que fue arrollada por un
tren de mercancías en la estación de Renfe de Areta, en Laudio, se ha
personado como acusación particular en la instrucción penal que
investiga el accidente. El caso, en manos del Juzgado número 2 de
Amurrio, se encuentra en fase de investigación después de que la
Ertzaintza presentase un atestado con las diligencias, testimonios y
pruebas recogidas en día del accidente [el pasado 5 de septiembre].
Los padres de la joven de Arrigorriaga han puesto el caso en
manos de un abogado que se encargará de llevar a cabo todos los pasos
que sean necesarios. Por el momento, el juez deberá recabar las pruebas
necesarias para esclarecer si existió o no delito o si, por el
contrario, el arrollamiento se registró fruto de la mala suerte. Por lo
tanto, ahora todo está centrado en averiguar en qué circunstancias se
produjo el fatal suceso -velocidad del tren, estado de la estación,
sistema de megafonía, señalítica...- para dar así luz verde a las
razones que motivaron el incidente que sesgó la vida de la joven
vizcaina.
“Nada nos va a devolver a Irune, pero queremos saber qué sucedió
realmente aquel día para que algo así no se vuelva a repetir jamás”,
confiesan a DEIA los padres de la víctima. Su principal objetivo, por lo
tanto, es aclarar lo sucedido, ya que según denuncia la familia, Irune
no murió “por una imprudencia” sino por la peligrosidad y por “unos
fallos de seguridad” de la estación”. Tras el accidente algunos medios
de comunicación recogieron que la joven iba hablando por el móvil y con
los cascos puestos, dejando entrever que el incidente pudo producirse
por un despiste de la propia víctima. Pero, según el atestado de la
Ertzaintza, los cacos y el teléfono móvil de Irune estaban, junto con el
resto de sus pertenencias, en el bolso de la joven, a treinta metros de
distancia de la parte delantera del tren.
“No sabemos de dónde salió esa información, pero además del dolor
por la pérdida que estamos sufriendo que se difunda una información
falsa lo intensifica aún más y no lo podemos aceptar”, aclara Itziar,
madre de la joven. Es por ello que la familia de Irune ha difundido por
la redes sociales y por los medios de comunicación una carta en la que
pretenden aclarar que su hija ni “estaba hablado por el móvil ni llevaba
auriculares puestos”. En la misiva, los padres recogen además, que ese
día “no sonó la megafonía que avisa del paso de un tren sin parada y el
panel electrónico de la estación anunciaba que faltaban 8 minutos para
la llegada del próximo tres. “No lo decimos nosotros, lo dicen los
testigos que aquel día se bajaron del mismo tren que nuestra hija”,
concretan. “El convoy se llevó por delante a Irune porque iba un paso
por delante del resto, pero podría haberse llevado a las otras cinco
personas que se bajaron también en la estación de Areta a las cinco y
media de la tarde”, relata la madre de Irune.
A dos pasos de la vía Todo
sucedió en un abrir y cerrar de ojos. Sin tiempo de reacción. El
periodista Juan Basterra presenció el arrollamiento de la joven de
Arrigorriaga el 5 de septiembre en la estación de Areta. También bajó
del tren aquel día en Laudio. El incidente lo recoge en su blog en el
que denuncia “la falta de seguridad de la estación en la que se produjo
el arrollamiento. “Antes de este trágico accidente se han producido
bastantes sustos”, dice. Basterra en sus líneas describe que aquel fatal
lunes que le costó la vida a Irune, el tren de cercanías se fue después
de bajarse los pasajeros del tren. “La gente esperaba para cruzar a que
emprendiese la marcha el de Cercanías”, explica. Sin embargo, el mismo
convoy impedía ver la llegada de otro por la dirección contraria. “En el
marcador de la derecha, al otro lado, en el carril que va a Bilbao,
marcaba 8 minutos para la llegada del próximo. La llegada del tren de
mercancías no salió en pantalla ni se oyó por la megafonía. Sin embargo,
se escuchó a menudo tras el horror que se produjo minutos antes”,
cuenta en el blog. Y prosigue: “Nadie le va a devolver la vida a esta
joven. Para que no se repita, la dirección de Renfe- Adif debe resolver
esa falta de seguridad con urgencia. Nada de posponer el riesgo”, añade
en su blog Juanjo Basterra. En la misma línea, tras la dolorosa pérdida
de su hija de 19 años, la familia de Irune denuncia la falta de
visibilidad que existe en la estación de Areta y que se agrava, según
aclara la madre de Irune, por la curva que existe en la misma. “Cuando
en la estación se cruzan dos trenes la visión es nula, ya que la cola
del tren que se aleja impide ver la llegada del otro por la curva”,
explica la familia.
La familia de Irune asegura que no cesarán en su empeño hasta
esclarecer lo que sucedió aquel fatídico lunes de septiembre. Aunque son
conscientes de que nada será igual y que no encontrarán consuelo
suficiente ante una pérdida así, no se resignan a que su hija solo pase a
ser un número más en el porcentaje de muertes por accidente de tren.
“Ni personal, ni barreras, ni semáforos, ni pasos subterráneos ni
elevados... Nada para garantizar un mínimo de seguridad en esa estación y
sus usuarios. No te la puedes jugar cada vez que te bajas del tren”,
concluyen.