Máxima alerta en Red Eléctrica. La compañía que preside Beatriz Corredor acaba de reconocer que España se encuentra otra vez en riesgo inminente de apagón. "El operador del sistema pone de manifiesto la observancia en las últimas dos semanas de variaciones bruscas de tensión en el sistema eléctrico peninsular español, tales que pueden tener impacto en la seguridad del suministro si no son implementados los cambios propuestos". Así lo ha recogido la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) en un documento difundido a última hora de la tarde de este miércoles en el que admite que Red Eléctrica le ha solicitado cambios urgentes en varios procedimientos de operación del sistema.
El operador se puso en contacto con la CNMC el martes. Lo hizo mediante un escrito que pedía la modificación exprés de hasta cuatro protocolos de gestión del sistema eléctrico. Esos cambios, según ha indicado el supervisor sectorial, están dirigidos a "mitigar las variaciones bruscas de tensión" que la propia Red Eléctrica ha relacionado con "cambios bruscos de programa, en particular, de la generación renovable", además de con tiempos de respuesta demasiado largos de las centrales convencionales en las que recae el control de tensión. Apenas 48 horas antes, este diario preguntó a Red Eléctrica por recientes anomalías de tensión en el sistema. Fuentes oficiales del operador lo negaron.
La empresa, cuyo máximo accionista es el Estado, ha puesto el foco por primera vez en el impacto que está teniendo en la red la entrada masiva de renovables no gestionables. Este factor fue excluido de su informe particular sobre el incidente y, en las reiteradas declaraciones públicas, Corredor y otros altos cargos de la compañía han insistido en que su gestión de la producción renovable "no fue el problema". Ahora, la petición urgente que la empresa ha trasladado a la CNMC evidencian que los protocolos del operador no eran los adecuados para aplacar el efecto de estas tecnologías en la estabilidad de la red
En el sector eléctrico llevaban varios días en guardia. El pasado 1 de octubre, el Centro de Control de Energías Renovables (Cecre) envió un correo destinado a las fotovoltaicas y eólicas de toda España en el que ordenaba restricciones de calado a la actividad de sus parques para asegurar la estabilidad de la red. En concreto, impuso a estas tecnologías ralentizar sus rampas -el tiempo que pasa su producción de cero a 100-, de los dos minutos actuales a 15. Preguntadas al respecto, fuentes oficiales del operador también negaron entonces que la medida tuviera como objetivo controlar las sobretensiones. El reciente documento de la CNMC demuestra el nerviosismo en el que el operador lleva días instalado.
El organismo supervisor que preside Cani Fernández ha entendido la urgencia y hoy mismo, apenas 24 horas después de recibir el escrito de Red Eléctrica, ha lanzado a consulta pública la propuesta de modificación de los cuatro protocolos de operación, algunos con más de 20 años de vigencia. Dada la gravedad de la situación, el supervisor ha reducido a solo cinco días el citado trámite de audiencia.
"De acuerdo con la información facilitada por el operador del sistema, las variaciones rápidas de tensión registradas en las dos últimas semanas, aun estando siempre las tensiones dentro de los márgenes establecidos, potencialmente pueden desencadenar desconexiones de demanda y/o generación que terminen desestabilizando el sistema eléctrico", informó la CNMC. Esas desconexiones masivas fueron lo que llevó al cero eléctrico de abril. Ese día, los márgenes de tensión no se superaron hasta el instante anterior al blackout.
En detalle, el operador estatal relaciona esa creciente inestabilidad con la entrada masiva de instalaciones renovables en los últimos años y "su elevada concentración en determinados puntos de este" del país. La alerta se ha reactivado en un momento en que las circunstancias meteorológicas y de oferta y demanda son muy similares a las del 28 de abril. Ello, trasladó el operador, "hace necesario que se tomen medidas con carácter de urgencia".
Antes de comunicarse con la CNMC, Red Eléctrica trasladó sus preocupaciones al Gobierno, concretamente al Ministerio de Transición Ecológica. "El Ministerio ha pedido al Operador que actúe según sus funciones y a la CNMC que refuerce la supervisión y tome las medidas necesarias para asegurar que todos los agentes cumplen con sus obligaciones para el buen funcionamiento del sistema", explican a EL MUNDO fuentes de la cartera que dirige Sara Aagesen. Desde el Gobierno aseguran que hasta ahora las tensiones se han mantenido dentro de los límites establecidos y destacan que el sistema sigue manteniendo "un elevado número de grupos convencionales conectados".
Es decir, en el Gobierno confían que el modo reforzado que se sigue aplicando desde el apagón, y que consiste en inyectar más gas al sistema y restringir la entrada de renovables, garantice la estabilidad de la red. Paradójicamente, el 28 de abril fue el día en que Red Eléctrica programó el menor número de grupos de generación convencional. El operador ha insistido desde entonces que ello no fue un factor relevante para explicar el blackout.
Otro golpe a la factura de la luz
Las reformas que ha solicitado Red Eléctrica van a disparar aún más el recibo de la luz de los españoles. Así lo identificó, con evidente preocupación, la CNMC. "Las medidas solicitadas podrían tener un impacto significativo (...) podría resultar en una reducción de la oferta y, con ella, de la competitividad en los mercados, o resultar en un incremento del coste soportado por la demanda". Es por ello que desde el supervisor han indicado a la compañía que preside Corredor que los cambios tendrán "un carácter temporal"
Además, Red Eléctrica deberá informar diariamente a la CNMC sobre el seguimiento y efectos de las medidas. En cualquier caso, y ante el temor creciente a otro corte eléctrico, la CNMC se ha cubierto las espaldas al contemplar que las reformas podrán prorrogarse si el riesgo persiste.
