La lluvia de bolas del tamaño de pelotas de golf ha comenzado pasadas las 20.00 horas y ha provocado heridos por impactos en la cabeza, detenido el tráfico y retrasado el tranvía
Una rápida y virulenta noche cerrada se ha cernido sobre Vitoria pasadas las 20.00 horas de este jueves. No cuadraba. Demasiado pronto en pleno verano. Era una nube gigantesca de granizo que ya había ofrecido un intenso anticipo en la Llanada Alavesa a media tarde, sobre las 17.00 horas, con especial incidencia en Alegría, Ozaeta y Trocóniz. Pese al aviso y la avalancha de fotografías y vídeos que circulaban por todo el territorio, el asedio de unas diabólicas bolas de ping-pong (incluso de golf) ha desatado la alarma en toda la ciudad, ha generado daños que se prevén muy cuantiosos y ha traído a la memoria la espectacular granizada de hace 14 años, precisamente a principios de julio de 2009.
Las calles se han cubierto enseguida en un manto blanco, salpicado de coches con las lunas rotas, ramas destrozadas, aves muertas en las aceras... Los más valientes han corrido a sus coches para ponerlos a cubierto en un parking, han tratado de recordar si cerraron las ventanas de casa, corrido a los bares y soportales tras descubrir la dureza de los pedruscos... Ha sido el caso de Pedro Ochoa y su mujer, Esther. Él ha recibido un «bolazo» en la cabeza y corrieron a refugiarse.
Pero ha habido casos más graves, que incluso han obligado a los afectados a acercarse hasta Urgencias por los duros impactos que han recibido, principalmente en la cabeza. Así les ha sucedido al menos a once personas, con heridas abiertas en la cabeza, que han acudido a Txagorritxu y Santiago. Los sanitarios les han aplicado puntos de sutura.
Para algunos, lo peor era invisible a los ojos de la mayoría. Los techos de varios edificios cedieron ante el peso y la fuerza del granizo, algunos locales, sobre todo en los bajos comerciales se anegaron de agua y han generado varios daños, el alcantarillado no dio abasto... Casi en cada boca se formaba un embudo entre la montaña de hielo, las ramas de los árboles, los arbustos y sus hojas. Fueron algo más de 15 minutos de bombardeo blanco en la capital alavesa, pero esa incertidumbre generalizada y la preocupación por los daños hizo que se hicieran eternos.
En la calle Cuchillería, en el corazón del Casco Viejo, un tramo ha tenido que ser cortado para retirar cristales procedentes de un mirador, que cedió ante el martilleo al que le sometió el granizo. Pero no ha sido un caso aislado. El espectacular episodio también se ha cobrado algunas claraboyas en la 'almendra'.
El tranvía, por su lado, ha sufrido retrasos de hasta 15 minutos hasta más allá de las 21.00 horas en sus líneas, ya que le obligó a moderar su velocidad por la escasa visibilidad, que también afectaba a los conductores que seguían en su huida del granizo. La gran cantidad de agua acumulada en las vías obliga al metro ligero a circular más despacio por algunas zonas, explican desde Euskotren. Algo similar le ha sucedido también al BEI, que parecía avanzar por una nevada, y a todo el tráfico rodado en general.
También se han generado múltiples incidencias por la tormenta. Se ha registrado un accidente en la A-1, en la salida de Vitoria dirección Irún, a la altura del Ruta de Europa, donde dos coches han colisionado pero no se han producido heridos, traslada el departamento vasco de Seguridad. Hay balsas importantes por toda la capital, en zonas como Zabalgana, Ariznabarra o Sansomendi, entre otras, y también en la A-1 a la altura de Nanclares.
A casi todos los vitorianos enseguida les vino a la cabeza el episodio de hace 14 años, que incluso llevó al Ayuntamiento a pedir la declaración de zona catastrófica al Gobierno central. Más allá del recorrido de aquella solicitud, resulta un reflejo fiel de lo que aquello supuso para miles de vitorianos. Las pérdidas fueron multimillonarias, el tranvía tuvo que suspender su recorrido, se activaron todos los cuerpos de seguridad de inmediato... Y el Hospital Txagorritxu tuvo que afrontar varios meses de obras para reparar su cubierta, acribillada por el pedrisco.
Todo ha comenzado en la Llanada. Los chubascos intensos han afectado primero especialmente a la parte oriental, pero se han llegado a registrar también en el extremo oriental de Vitoria, en el barrio de Salburua, donde también ha caído pedrisco. En gran parte de la capital vasca ha llovido con intensidad después de que los truenos y las nubes oscuras dieran el aviso. Muy cerca, en Arkaute se han registrado 8,3 litros por metro cuadrado en sólo 10 minutos.
El aviso amarillo por precipitaciones intensas en el este de Álava estará activo hasta las 21.00 horas. Según recoge las previsiones meteorológicas de Euskalmet, «se podrían superar los 15 litros por metros cuadrado en una hora en puntos del interior de Gipuzkoa y en Álava; especialmente en el este». Los chubascos «moderados y tormentosos, podrían ser localmente fuertes, especialmente en el este, y venir acompañados de rachas fuertes de viento y granizo», completa.