Operación militar sin precedentes de EE.UU. en Puerto Rico ante la catástrofe causada por el huracán «María»
Puerto Rico se enfrenta a una de las mayores catástrofes naturales de su historia. El huracán María, que tocó tierra en la isla caribeña el día 20 de septiembre, ha creado una crisis humanitaria. «Es de vida o muerte. Cada momento que pasamos planificando en una reunión o cada momento que pasamos simplemente no trayendo la ayuda que se supone que tenemos que traer, la gente está empezando a morir», declaraba entre lágrimas Yulin Cruz, alcaldesa de San Juan, la capital, el martes a la CBS. «Dos personas murieron porque no había diésel en el lugar en el que estaban, un hospital de San Juan. Si no hay diésel, no hay sistema de soporte de vida», añadió la regidora, aludiendo a la lentitud de las labores de abastecimiento.
Hasta el momento se conocen 16 víctimas mortales directas tras el paso por la isla mayor huracán desde 1929. Los daños materiales son incalculables. El 90 % del territorio no tiene electricidad. Menos de la mitad de los hospitales están abiertos. No hay suficientes conductores para operar los camiones destinados a abastecer a una población necesitada de alimentos, y muchas carreteras fueron destruidas. Algunos ciudadanos, desesperados, han escrito en el suelo de sus localidades que necesitan comida. El 55 % de la isla se ha quedado sin agua potable.
La información sobre la magnitud de la tragedia está llegando con cuentagotas a los medios de comunicación, debido a los fallos en la red eléctrica. El 75 % de los teléfonos móviles se encuentran fuera de servicio. Toda la población se encuentra bajo un toque de queda nocturno para evitar que se produzcan saqueos. Muchos puertorriqueños se sienten abandonados y lanzan sus críticas contra el presidente Donald Trump. Puerto Rico es un estado libre asociado a Estados Unidos, pero la ayuda no está siendo tan veloz como la prestada a Texas tras el huracán Harvey o Florida tras el paso de Irma.
¿El Katrina de Trump?
El magnate ha sido criticado por haber centrado su discurso en los últimos días en criticar a los jugadores de fútbol americano que se niegan a cuadrarse cuando suena el himno norteamericano, en lugar de referirse a la catástrofe de Puerto Rico. El gobernador boricua, Ricardo Roselló, ha defendido, en cambio, la gestión de Washington. Tanto él como Trump creen que la llegada de la ayuda es más lenta por la condición insular de Puerto Rico.
El presidente norteamericano ha pasado a la acción retirando ayer temporalmente la Jones Act, una ley de 1920 una legislación proteccionista que obliga a que todo el transporte comercial a Puerto Rico se realice en buques y aviones estadounidenses.
Ha aprobado también un despliegue militar sin precedentes en la historia reciente de Puerto Rico. A los 1.460 miembros de la Guardia Nacional se unirán otros miles que llegarán del continente en los próximos días, y el Pentágono creará un centro operativo en la castigada isla, que estará al mando el general Richard Kim, comandante adjunto del Comando Norte. Trump estará el próximo martes en el país.