La víctima, de 76 años, se encuentra ingresada en el Hospital de Cruces donde, una vez estabilizada, está siendo atendida por múltiples quemaduras en el cuerpo
Una mujer de 76 años ingresó la madrugada del lunes al martes en el Hospital de Cruces (Barakaldo) por quemaduras graves en parte de su cuerpo tras una fuerte explosión producida en su casa, en Suances. El suceso tuvo lugar alrededor de las 00.45 horas, cuando por causas que se desconocen, se produjo la explosión de una bombona de butano en la planta baja de la vivienda, ubicada en el número 40 de la avenida José Antonio, en el término municipal de Suances.La víctima, Josefina Martín, fue trasladada con pronóstico grave a la Unidad de Quemados de Cruces, donde según confirmaba este martes uno de sus hijos, José Antonio Gutiérrez, "se encuentra inmovilizada y estabilizada, a la espera de que evolucione de forma favorable tras las primeras curas que se la han hecho".
Minutos después de producirse la deflagración se desplazaron hasta el lugar del siniestro varias dotaciones de Bomberos del Parque de Torrelavega, así como efectivos de Protección Civil y de la Guardia Civil de Suances, que fueron los primeros en socorrer a la vecina herida. Una vez allí, la mujer de 76 años fue trasladada en ambulancia hasta el Hospital Sierrallana, donde fue atendida en un primer momento hasta que se decidió su traslado urgente a la Unidad de Quemados de Cruces, en Barakaldo.
Conmoción entre los vecinos
El siniestro provocó gran conmoción entre los vecinos de la zona que rápidamente acudieron a la casa de la mujer herida para socorrerla y atenderla. Entre ellos, Milagros González, que recuerda que "alrededor de la una de la madrugada estaba en el sofá y escuché un ruido impresionante, pensé que se venía el mundo abajo, hasta que salí a la ventana y vi que salían unas enormes llamaradas de la casa de Fina". "Rápidamente llamamos al 112 al ver que el fuego que subía por las ventanas era inmenso. Como sería la fuerza de la explosión que los pedazos de las ventanas y de las persianas salieron despedidos hasta la carretera", apunta. Con el susto "todavía en el cuerpo", Milagros, que vive en el número 38 la casa colindante a la vivienda incendiada–, explica cómo encontró a su vecina tras la explosión. "Estaba aturdida, con restos de las cortinas sobre el cuerpo, el pelo y los brazos quemados y solo decía que fue a encender la luz".
"Aún estoy temblando. Ha sido impresionante, primero por la explosión que se ha oído a kilómetros y luego por las llamas que salían por las ventanas. Yo miraba al cielo porque, de verdad, creí que se había caído un avión por el ruido tan grande que hizo", agrega la vecina de la víctima.