domingo, 21 de mayo de 2017
INCENDIO CALCINA EMPRESA DE RESIDUOS EN AMOREBIETA - VIZCAYA
El fuego desatado en Sercontrol Ambiental levantó una gran columna de humo y provocó un vertido de aceite al río Ibaizabal
Una explosión ha roto la sobremesa de sábado a un puñado de vecinos del barrio de San Antonio, en Amorebieta. Provenía del polígono industrial Inbisa, donde una nave acababa de coger fuego por motivos que todavía se desconocen. El origen de las llamas estaba en las instalaciones de Sercontrol Ambiental, una firma fundada en 1998 y dedicada al reciclaje de residuos, que llegan fundamentalmente de talleres, y a otras «soluciones medioambientales». A aquel primer estruendo, que se escuchó hacia las 16.30 horas, le han seguido «siete u ocho más», según varios testigos presenciales. Cada una de las explosiones hacía aflorar las llamas por las ventanas. Según explicó el director de Emergencias del Gobierno vasco, José Antonio Fernández, la magnitud del fuego ha obligado a enviar dotaciones «desde tres parques de Bomberos». Llegaron pronto 9 camiones con 27 efectivos de la Diputación desde Derio, Iurreta y Basauri. Contaban además con el apoyo técnico de Gernika.
Los expertos eran conscientes de que «la carga de fuego era importante» y sólo una actuación rápida podía evitar el contagio de otros bloques del polígono, inaugurado en 2002. En una de las naves colindantes hay una empresa de muebles y alfombras y tampoco queda lejos la Editorial Ibaizabal. Afortunadamente, el fuego no se ha extendido. Únicamente la carpintería metálica Ezkanda tenía la fachada ennegrecida. Los daños se reducían al número 31 del polígono, los 500 metros cuadrados de instalaciones de Sercontrol Ambiental, que quedaron «destrozadas, calcinadas». Afortunadamente, no estaba allí ninguno de sus diez trabajadores por ser fin de semana, y lo mismo sucedía en las empresas cercanas. Una de las hipótesis barajadas como posible causa del incendio es una reacción de alguno de los materiales almacenados. Había numerosos depósitos de aceites y taladrinas. De cualquier modo, no hay constancia de que hayan ardido materiales tóxicos.
A las 20.30 horas en Inbisa sólo quedaba un retén de seguridad y algunos trabajadores que se acercaron al conocer la noticia, observando desde la distancia las consecuencias del fuego. Despejada la humareda, el tejado prácticamente había desaparecido y también eran importantes los daños en el interior. Por indicación de los Bomberos forales, algunos dueños de otros pabellones abrían sus enormes puertas para «ventilar y hacer que salga el humo». Quien más y quien menos todavía se sacudía el susto del cuerpo.